Fin de un viaje

Parece que hoy es el día en que un viaje termina. La aventurera que hay en mi ha tocado la intensidad máxima y ahora la ola baja a la tierra. Llega la calma, la necesidad de ahorrar energía. Hay una parte de mi que se ha puesto muy feliz: la ermitaña.

-Por fin regresando a casa -la ermitaña sonríe como una niña, aunque es muy vieja -¡ahora aparezco yo! me tenías encerrada en el sótano mientras tú abrías tu pecho y te dejabas arrastrar por un sentimiento de amor apasionado…

-Estoy triste -expresa la aventurera que yo soy -no quiero cerrar este viaje, ¡he aprendido tanto! ¡había tanta claridad y belleza en el viaje! ¡no quiero que termine! ¡yo puedo seguir!

-No puedes seguir porque ahora estoy yo y yo digo que le damos sitio al ahorro -expresa la ermitaña -no tengas miedo, el viaje nunca termina, sólo es el movimiento de la ola, ahora vamos abajo y entonces vamos a hacer otras cosas, como descansar, ahorrar energía, meditar, abrir los sentidos internos, ensoñar, ordenar la casa, reflexionar, ¡escribir un libro! y enfocar la intención con sabiduría… para la próxima apertura, cuando el ciclo la ponga en primer lugar, como suele hacer siguiendo su movimiento rítmico.

-¿Pero cuánto va a durar esta parada? -pregunta la aventurera -no voy a quedarme quieta respirando mucho tiempo, ¡quiero apasionarme!

-Ahora estoy yo -toma su sitio la ermitaña -¡y que ganas tenía de estar! Siente este placer que me da tomar espacio, estar presente en el vacío de la vida, que no pase nada, y que exista belleza sin que nada pase… leer un libro, escribir un correo electrónico de agradecimiento, pensar una escuela de gestalt para el curso que viene, sólo pensar, contemplar la naturaleza, escuchar a otros en la sala de trabajo, estar en silencio cuando estoy sola, acariciar sin expectativas. Ya era hora que yo regresara. Qué gozo tan grande respirar este instante. ¿Existe algo mejor?

-Enamorarse es mucho mejor -la aventurera se enciende -sentir el amor, entregarme y que esto genere un despertar del deseo sexual apasionado… dejarme llevar por el deseo y contagiar a un hombre atractivo y amoroso, arrastrarlo a juegos de sexualidad consciente con otros y a la intimidad en la comunicación… ¡que se sienta amado plenamente! y que ésto le haga feliz… ¡eso es mucho mejor! Quiero seguir este viaje…

-Te he escuchado la primera vez: quieres seguir el viaje -la ermitaña sonríe dueña del tiempo -pero ahora estoy yo, ¿no me ves? Mírame, soy yo, estoy aquí, cuánto más me veas, más tranquila vas a estar, sabiendo que ahora estoy yo, y que más tarde, cuando yo me complete, volverás tú… como siempre es.

-¿Siempre es así? -se sorprende la aventurera.

-Siempre es así, quizás no te das cuenta porque te cuesta soltar -le señala la ermitaña -y mientras estoy yo, estás tú también agarrando el pasado con tu fantasía y generando expectativas sobre el futuro… pero hoy estás completamente diferente… enhorabuena, me estás viendo y siento que tomo mi sitio con naturalidad, ¿quién te está enseñando a soltar? Estás aprendiendo mucho.

-Me ha enseñado mi último amor -la aventurera sonríe por fin -¡a mi lo que me gusta es enamorarme! y enamorada me voy de viaje a lugares oscuros y a lugares muy luminosos, y aprendo mucho, siento, experimento, lloro y soy feliz, todos los matices de mi emotividad. ¡Sentir!¡Sentir! Explorar la vida a través del sentimiento. Abrir mi corazón cada vez más y escuchar la dirección de su latido.

-Me llena de vida escucharte… ¿Tu último amor? -la ermitaña abre los ojos absorbiendo todo lo que ve -¿Quieres contarme la historia de tu último amor?

-Si, estaría hablando horas -la aventurera se apasiona.

-Espera… voy a escribir todo lo que me cuentes… cuéntamelo despacio que pueda tomar nota de todo tu viaje -la ermitaña empuña un bolígrafo y empieza a rellenar una hoja en blanco.

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